Theo Petters nos ha dejado un gran legado a todas las personas que trabajamos por y para las personas con autismo.
En nuestra intervención a menudo nos surgen dudas. Dudas que sólo podemos solucionar Repensando en autismo. Repensar nuestra intervención, repensar como llegar a ellos de la mejor de las maneras (adaptación) y repensar como educar.
Hace muchos años, en un curso de PECS al que asistimos una antigua compañera y yo, nos mostraron el visionado de una pareja de terapeutas de avanzada edad. Esas mujeres habían convertido un aula completamente vacía de distracciones en una gran «fiesta». Era tanta la alegría que desprendían que se habían convertido en el mejor de los «Reforzadores» para ese pequeño.
En ese momento «pactamos ser como esa mujeres» y continuar nuestras carreras profesionales con la misma pasión y fuerza del primer día…
…Y aquí me tenéis con 42 añazos y un dolor de espalda insufrible, pero con mucho valor y actitud 😂…
Aquí os dejo el Decálogo del profesional especializado en autismo: (DE LECTURA OBLIGADA!!! )
La gente diferente necesita profesionales diferentes. Treinta años de experiencia en formación, nos obliga a formular la siguiente observación: Para poder ayudar a personas diferentes con autismo, los propios profesionales tienen que ser un poco diferentes «cualitativamente». Algunos profesionales nunca serán capaces de establecer programas educativos individualizados aunque hayan recibido la mejor formación teórica y práctica. No tiene sentido «forzar» a alguien a que trabaje con niños autistas. Los profesionales deben escoger por sí mismos trabajar con personas con autismo y esa elección no debe hacerse » a pesar del autismo», sino «debido al autismo».
¿Cuál es el secreto?. Hasta el momento, siempre hemos dicho, a falta de otra explicación, que uno tiene que «sentirse atraído» por el autismo. Para las personas que conocen el tema, está perfectamente claro, aunque sabemos que hay profesionales que jamás se sentirán interesados, que son «inmunes» a él. Por este motivo, creemos que es necesario establecer un perfil profesional para aquellas personas que se encargan del cuidado de individuos con autismo.
A continuación destacamos las características que creemos que son importantes:
1. Sentirse atraído por las diferencias: Pensaba que ser un «aventurero mental» ayuda a sentirse atraído por lo desconocido. Hay personas que temen las diferencias, otras se sientes atraídas y quieren saber más sobre ellas.
2.Tener una imaginación viva: Es casi imposible comprender lo que significa vivir en un mundo literal, tener dificultades en ir más allá de la información recibida, amar sin una intuición social innata. Para poder compartir la mente de una persona con autismo, que padece un problema de imaginación, es necesario tener, en compensación, enormes dosis de imaginación.
3.Capacidad para dar sin obtener la acostumbrada gratitud: Se tiene que ser capaz de dar sin esperar recibir algo a cambio, y no sentirse decepcionado por la falta de reciprocidad social. Con la experiencia la persona detectará formas alternativas de dar las gracias y la gratitud de muchos padres a menudo lo compensará con creces.
4.Estar dispuesto a adaptar el propio estilo de comunicarse y de relacionarse: El estilo que se requiere está más ligado a las necesidades de la persona con autismo que a nuestro grado espontáneo de comunicación social. Esto no es fácil de lograr y requiere muchos esfuerzos de adaptación, pero es importante reflexionar acerca de que necesidades estamos atendiendo.
5. Tener valor para “trabajar solo en el desierto”: Especialmente cuando se empiezan a desarrollar servicios específicos en un área. Hay tan poca gente que comprenda el autismo que un profesional motivado corre el riesgo de ser criticado en vez de aplaudido por sus enormes esfuerzos. Los padres han sufrido este tipo de criticas antes, por ejemplo cuando escuchas cosas como «todo lo que necesita es disciplina, «si fuese mi hijo,…», etc.
6.No estar nunca satisfecho con el nivel de conocimientos propios: Aprender sobre el autismo y las estrategias educativas mas adecuadas es un proceso continuo, ya que el conocimiento en ambos campos evoluciona continuamente. La formación en autismo nunca se acaba, y el profesional que crea que ya la tiene, en verdad, la pierde.
7. Aceptar el hecho de que cada pequeño avance trae consigo un nuevo reto: La gente tiene tendencia a abandonar los crucigramas si no pueden resolverlos. Esto es imposible en autismo. Una vez que se empieza, se sabe que el trabajo de “detective” nunca se acaba.
8.Disponer de capacidades pedagógicas y analíticas extraordinarias: El profesional tiene que avanzar poco a poco y utilizar soportes visuales de manera muy individualizada. Hay que realizar evaluaciones con tanta frecuencia que uno debe adaptarse constantemente.
9.Estar preparado para trabajar en equipo: Debido a la necesidad de una aproximación coherente y coordinada, todos los profesionales deben estar informados de los esfuerzos de los demás, así como de los niveles de ayudas proporcionados. Esto incluye a los padres, especialmente cuando el niño es pequeño.
10. Humildad: Uno puede llegar a ser experto en el autismo en general, pero los padres son los expertos sobre su propio hijo y se les debe tener en cuenta su experiencia y conocimiento. No se necesitan profesionales que quieran permanecer en su pedestal. Cuando se colabora con las familias es necesario hablar de los éxitos pero también admitir los fracasos («por favor, ayúdeme»). Los padres también tienen que saber que el experto no es un Dios del Olimpo.