Si algo nos caracteriza a los terapeutas de nuestro Horizonte, es ese sentimiento al que nosotros hemos denominado «des- personificación» de nuestra propia realidad. Esta des-personificación se produce cada día de nuestra jornada laboral, justo en el preciso momento en el que nuestro primer «azul» traspasa el umbral de nuestra puerta. En ese momento todos nuestros sentidos se activan sólo para ellos. Se acaba nuestro «yo» para ser él.
María Montessori definió dicho «estado»: “Cuando estoy con niños no soy nadie, y el mayor privilegio que tengo cuando me acerco a ellos es ser capaz de olvidar que siquiera existo, ya que esto me ha permitido ver cosas que uno se perdería si uno fuera alguien, cosas pequeñas, simples, pero verdades muy preciadas. No es siempre imperativo ver grandes cosas, pero es de la mayor importancia ver el comienzo de las cosas. En sus orígenes hay pequeños brillos que pueden reconocerse en cuanto algo nuevo se está desarrollando”.
Y es entonces cuando rio, canto, dibujo, imagino, juego e incluso lloro … y de repente! escucho a mi compi reír desde su aula. Le escucho feliz, me sonrío y pienso : «¡qué bueno seguir encontrando profesionales que valen la pena. Como tu, Como yo!». GRACIAS
«El que trabaja con sus manos es un trabajador.
El que trabaja con sus manos y su cabeza es un artesano
El que trabaja con sus manos, su cabeza y su corazón es un artista».
San Francisco de Asis